Las parteras mixe, ikoots, tzeltal, tsotsil, ayuujk, nahua, tenochtla, momoxca, mixteco, maya, amuzgo, mephaá-tlapaneco, purépecha, tének-huasteco, provenientes de diferentes organizaciones, estados de la república (Chiapas, Morelos, Estado de México, San Luis Potosí, Guerrero, Baja California, Ciudad de México, Quintana Roo, Yucatán, Querétaro, Oaxaca, Puebla, Michoacán y Veracruz) y pueblos
indígenas se reunieron y después de un amplio análisis demandan NO AL
PROYECTO DE NORMA OFICIAL MEXICANA-NOM PARA EL EJERCICIO DE LA PARTERIA
TRADICIONAL.
En su pronunciamiento señalan que también están en contra de los proyectos de reformas y reglamentos internos que consideran han violentado derechos comunales y artículos de la propia Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, esto respecto al propio derecho al ejercicio y uso de la medicina y la partería tradicional indígena.
Los inconformes mencionan que el actual marco legal en torno a la partería no reconoce sus conocimientos y prácticas, por el contrario, presenta una falta de armonización entre los derechos de cómo los pueblos preservan la medicina tradicional, y las normativas que se aplican
desde el sector salud.
Es el caso de la NOM-007-SSA2-2016 los califican como “personal no profesional autorizado”. Lo anterior ha llevado a que las parteras tradicionales sean objetos de discriminación, despojo e incluso de imposición de formas de atención que no son propias de su cosmovisión.
También han sido desvalorizadas nombrándonos como promotoras o voluntarias, pretendiendo así
“incluirlas” en un sistema de salud insensible a las formas comunitarias y que desconoce
las normas, usos y costumbres de nuestros pueblos.
Este sistema privilegia los modelos de atención biomédicos, a la vez que desconoce y señala negativamente a los diversos modelos de atención existentes en los territorios.
También, vale la pena decir, que muchas de las iniciativas de normativas y reformas
corresponden a intereses vinculados con iniciativas privadas. No en vano se han creado
espacios y procesos de registro, certificación, estándares de competencia, cursos de
acreditación, entre otros, mismos que legitiman el despojo y comercialización de nuestros
saberes y sistemas de conocimientos.
Ante estas graves amenazas, han iniciado un proceso de análisis de las posibles
implicaciones del anuncio realizado en la conferencia mañanera del 6 de septiembre
del 2022, según el cual a través de la Subsecretaría de Promoción y Prevención se crearía
una “Norma Oficial Mexicana de Partería”. De hecho, en ese momento se anunció como
un “Proyecto de NOM para el ejercicio de la partería tradicional y la partería comunitaria”,
representando un riesgo inminente para sus conocimientos ancestrales, además de
ser inconstitucional.
En este sentido llamaron a que como sociedad reflexionemos sobre
la importancia de la Medicina y Partería en las dinámicas comunitarias, tanto en las
ciudades como en el campo.
El nacimiento no es un acto biomédico, de hecho, la atención de un parto lleva consigo una manera de ver el mundo, una cosmovisión que en su caso concibe la salud en las diferentes dimensiones: física, emocional y espiritual.
Asimismo para ellas es central la defensa del derecho reproductivo de las mujeres,
pues son ellas quienes tienen el derecho a decidir con quién, en dónde y cómo atenderse,
su derecho a parir libremente y en respeto a su dignidad.