Impulsan sustentabilidad y emprendimiento en alumnos de Puebla y Veracruz

Juan David Castilla 

Con la visión de unir la educación con la sostenibilidad, algunas empresas laboran de manera coordinada con las comunidades para promover la sustentabilidad y el emprendimiento entre estudiantes de Veracruz y Puebla. 

La compañía Altosano Granjas Carroll de México (GCM) celebra la consolidación de su proyecto “Invernaderos Escolares”, una iniciativa que desde 2018 convierte los espacios educativos en laboratorios donde estudiantes de comunidades rurales de Puebla y Veracruz aprenden haciendo. 

El programa busca fortalecer la educación técnica y ambiental, vinculando a jóvenes de secundaria y bachillerato con la práctica productiva real.

Mediante la siembra y manejo de jitomate bajo invernadero, los estudiantes no solo adquieren conocimientos técnicos; también desarrollan habilidades para la vida, como el trabajo en equipo, y descubren el valor del esfuerzo y la constancia, esenciales para el emprendimiento.

Granjas Carroll de México es el motor de esta iniciativa, aportando la construcción de los invernaderos, el sistema de riego tecnificado, las semillas, plántulas, fertilizantes y la asesoría técnica especializada. Este acompañamiento integral asegura que cada ciclo productivo sea exitoso y que el aprendizaje sea integral y sostenible.

El proyecto es clave ante la compleja transición generacional que vive el entorno rural, donde los jóvenes muestran una disminuida rentabilidad agrícola ante el incremento en los costos de producción. 

Estos invernaderos, al abrir la posibilidad de la producción para el autoconsumo familiar, comunitario y para la comercialización, fomentan la seguridad alimentaria y el emprendedurismo.

Los resultados del programa florecen año con año. En este 2025, se construyeron invernaderos productivos en 8 escuelas con una inversión superior al medio millón de pesos. 

Más de 600 jóvenes estudiantes fueron formados en agricultura protegida y manejo responsable de los recursos, realizando su cuidado en más de 500 metros cuadrados de superficie cultivada bajo cobertura, destinada a la producción sustentable de jitomate fresco.

El impacto del proyecto va más allá de la cosecha. Cada instalación es una oportunidad para que los jóvenes se involucren en todo el proceso agrícola, desde la construcción de la estructura hasta la cosecha y comercialización, entendiendo los principios de la economía local.

“Cuando un joven aprende a sembrar, también aprende a crecer. Cuando la educación florece, el campo también da frutos”, concluyó Granjas Carroll sobre el proyecto, destacando que cada planta simboliza la esperanza de un futuro más justo, sostenible y lleno de oportunidades para las nuevas generaciones rurales.

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